El uso de la piel está documentado desde la prehistoria más remota y se halla presente en culturas y poblaciones de prácticamente todo el planeta.

Su utilización está dotada, con frecuencia, de unas connotaciones de nobleza y prestigio que la hacen idónea para la manufactura de objetos artísticos, por eso desde lo más pequeño a lo más suntuoso; todo lo que se hace con cuero y se decora, se convierte en objeto artístico e íntimo porque es algo bello que nos acompaña y que, además, es de nuestro uso exclusivo y personal, de ahí que resulte tan gratificante.